Los heroes del barrio.
A fines de los 50, desde que cruzaba el Puente de la Piedra Alta, se escuchaban los
parlantes a todo volumen, se movía a la velocidad de un peatón, para que todo
el barrio pudiera salir a la calle a recibirlo, los gurises se alborotaban y
enloquecidos los seguían en su recorrido.
Ruta 5
(Aparicio Saravia) hasta Las Barreras, de ahí hasta Independencia rumbo al
Prado Español, al final doblaba a la derecha y buscaba José Batlle y Ordoñez,
por ahí y después por su extensión, hasta el almacén de Santarcieri en la punta
de la cuchilla. A la izquierda por el callejón para ir a la estación y después por
Avenida Artigas rumbeando para el centro. Destino final, la puerta del Mercado.
Desde
arriba del camión, mis primos Cholo y Pocho, tiraban cada tanto un puñado de los
paquetitos de figuritas y golosinas, eso hacia que los gurises los siguieran de
punta a punta gritando y festejando este tipo de piñata ambulante, un sistema
de publicidad perfecto.
Pero los más favorecidos éramos mi hermano Ruben y Yo, ya que apenas llegaba a la punta del puente, donde nosotros lo esperábamos, nos dejaba ir parados en los estribos del camión, uno de cada lado y nos daba figuritas para tirar. Nos sentíamos mas importantes que la reina del carnaval.
Cuando se
terminaba el recorrido, salía por todos los boliches a vender su producto,
mientras que nosotros, los cuatro primos, desde la caja del camión le alcanzábamos
lo que vendía.
Al final
del día, con el bolsillo gordo de plata fresca, nos llevaba hasta el Sportman, mientras
él se entretenía con mi padre y los Giordano, nosotros comíamos helados y tomábamos
Coca Cola, Bidu, La Salteña, naranjita Urreta y todos los otros tipos de
refrescos que había… todo iba a la cuenta del tío Raúl.
A la hora
de volverse a Montevideo, siempre agarraba dos cajas enteras de las figuritas y
nos daba una a Ruben y otra a mí.
Y por si
era poco, nos daba otro sobre con tres copias de “la sellada”, que era la que
siempre faltaba para completar el álbum, porque era la “difícil”.
Por los próximos 10 o 15 días, nosotros dos éramos los héroes del barrio, porque para muchos gurises era donde encontrar las figuritas que no tenían. Nosotros les cobrábamos un vintén por las comunes, pero si de las selladas se trataba, podían subir hasta una chanchita de 20.
El Tordillo
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