Hay mucha
gente que me pregunta, después de leer mis historias, el porque el Tango Bar, yo
les explico que nací en la Cuchilla Sartarcieri, pero muchos años de mi infancia
pasaron en una casa que mis padres alquilaban frente por frente a la herrería de
Telmo a escasos pasos de donde nació y murió el Tango Bar, y a pesar de que el
tiempo fue poco para disfrutar mi barrio, ese fue siempre “mi barrio” y el
boliche ese para mi era su epicentro.
Porque ahí era donde yo siempre me sentí,
mas en Florida que en cualquier otra parte.
Teniendo la desgracia de que mis
padres gastaban el trecho de ida y vuelta a Montevideo, y que mis oportunidades
de pasar días en Florida después de la escuela, eran cada vez menos, para mi
Florida era andar lo mas cerca que el me permitiera, de mi tío Ulises. Antes de
tener el Tango Bar era difícil seguirle el paso, porque el nunca tenia rumbo ni
destino, pero siempre sabía para donde iba. Después de abrir el Bar, era mas
fácil estar cerca de el, y de Ulisito que era menor que yo, de Danubio , ese
gordo de oro y todo ese entorno que me hacia constantemente desear el volver a
Florida a quedarme del todo.
Lamentablemente no era fácil; en 1980 cuando vuelvo
a la patria después de un exilio de 10 largos años, Ulisito, estaba en Europa,
Ulises se había ido para siempre con su bohemia y lo que quedaba eran mis padres
que se habían vuelto a Florida y para colmo de glorias, habían comprado el Tango
Bar.
Por eso para mi es un punto referente de mi vida, como la herrería de
Fassanaro, mi querido Candil y la Cuchilla Santarcieri.
Hoy lejos de la patria y
de Florida, me aferro cada vez más a mis recuerdos, porque mas que nada son mi
cable a tierra, mi boleto de ida y vuelta a ese lugar feliz en el que todos
siempre queremos vivir aunque sea a la distancia.
El Tordillo
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