Camino Portugués
2019. Alpriate/Vila Franca de Xira.
Como ya he dicho antes, esto no es una guía de viaje, estos son simplemente los recuerdos de un peregrino caminando por esa zona, lo relatado es lo que mas impresiona o recuerda del Camino, es mas bien parte del recorrido espiritual y sensual.
Esto es escrito meses después de volver a casa, basado en fotos y notas de dos o tres palabras para ayudar la memoria, por lo tanto, lo que va al papel es lo que queda estampado en la memoria o en el corazón. Yo, el Camino lo hago paso a paso y sin apuro, como me enseño mi amigo Justo León Galán, un hombre que sabe como perderse en el Camino, para con lentitud y paciencia, encontrarse siempre en los lugares más interesantes.
En Alpriate tuve la oportunidad de conocer y conversar sobre caminos con José Luis Sánchez referente y creo que presidente de la Asociación Vía Lusitania, que ayuda a mantener la señalización del camino en esta zona, además de haber fundado y todavía opera el Albergue de Alpriate. después de la cena en un bar cercano, la amena e interesante charla se extendió por un buen rato, en realidad hasta que a mi el cansancio del día me obligo a retirarme a los brazos de Morfeo.
Con ojos bien abiertos al día que se presentaba medio opaco, retomé el rumbo con la idea de llegar a Vila Franca de Xira, los primeros dos kilómetros me llevaron mas de una hora, porque queriendo seguir el camino sin pisar asfalto, me fui por una senda donde me encontré con un barrial de unos cuatrocientos metros, se hizo casi impasable, dos veces los zapatos se me quedaron detrás enterrados y en partes me hundía casi hasta las rodillas. Pero el vasco que por herencia llevo dentro, me decía, “anda que ya se termina”, hasta que llego el momento que era mas fácil seguir adelante que retornar a lo seco.
Aquí fue donde encontré y recogí la que sería mi compañera de viaje hasta abandonar Santiago, un trozo de caña que se veía fuerte y resistente como para servirme de apoyo hasta salir del barrial. Tengo por costumbre, en todos los caminos, el cortar un bordón al llegar a un bosque que me proporcione algo recto y fuerte que vaya conmigo hasta el final, pero hasta ahora no lo había conseguido, así que esa caña tenía que cumplir el propósito.
La ruta de ahí en adelante se volvió de tramos muy hermosos y otros muy peligrosos, pasando de las pintorescas pasarelas junto al rio y canales a tramos de carretera donde hay que ser intrépido para pasarlos sin prestar el máximo de atención al tráfico. Zonas donde hay que cruzar la carretera varias veces para encontrar arcén o por lo menos un espacio más ancho para caminar entre la vida y la posible muerte por atropello. Repito, hay que prestar muchísima atención.
Cuando se camina sobre las pasarelas o en el sendero junto al rio, se puede apreciar todo tipo de fauna, los verdes que circundan son intensos y la flora muy aromática, extremadamente placentero, un paraíso para los amantes de la fotografía. Las mías son hechas con el celular, quizás no reflejen la belleza del lugar.
Después se continua por una senda entre el rio y las vías del ferrocarril, cada tanto hay que cruzar la vía por puentes que se encuentran en las varias estaciones por las que se pasa. En muchos lugares lo han adornado con bonitos murales con asientos para descanso del caminante y muelles con banquetas que invitan al descanso y a refrescarse un poco.
Antes de llegar a Xira, se cruzan por marinas, clubes de yates y enclaves de pescadores que embellecen el entorno, hasta llegar a un hermoso parque que marca la entrada a la ciudad, debe tener un kilometro de largo entre las vías y el rio, hasta llegar a la estación ferroviaria donde nuevamente hay que acceder a ella por un puente.
La noche la pase en Pensión del Ribatejo, a metros de la estación y cerca de todas las amenidades de la ciudad, un cuarto privado por 15 euros, limpio y confortable. La distancia recorrida fue unos 20 kilómetros más o menos. Recorrí un poco los alrededores donde se nota que los toros son la vida y el motivo de ser del pueblo, me impresionaron mucho la cantidad de mosaicos artísticos, las estatuas taurinas y la limpieza general del lugar, pero mas que nada la gente, ya que dos o tres con los que entablé conversación en mi pobre portugués, hicieron el esfuerzo para entenderme y explicar cosas del lugar.
Mañana el plan que yo tenia era llegar a Azambuja, pero verán que a veces el Camino no hay que programarlo tanto, así que a seguir las flechas amarillas y veremos…