Foto gentileza de Mabel Facal. |
Y la luna con fuerza, le iba abriendo las puertas a la noche, sutilmente bañaba los campos y los maizales con esa luz de crepúsculo que invita al pensamiento dulce y al romanticismo. Me pare para mirar alrededor, estoy en Florida. Con esa imagen y esa luna, o estoy dentro de una pintura de José Cúneo, o el anda en la vuelta, lleno de colores y pincel en mano. No lo veo pero lo sigo buscando.
Una música cuasi
celestial le da el fondo al paisaje. Una brisa suave, como silbando, escribe su
partitura sobre el pentagrama que le brindan los alambrados, me recuerda los
bandoneones de Ulisito y el Chueco Vaz, los sones rudimentarios de los
Fassanaro y hasta la guitarra de Recalde, un sapo desde un pantano les marca el
ritmo como Cono Castro con su bajo.
Foto gentileza de Mabel Facal. |
A lo lejos
los montes comienzan a opacar sus colores con los cambios de luz, los ocres de “Las Parvas” de Don Juan Curuchet empiezan
a apoderarse del paisaje, los verdes fuertes y exagerados me traen a la mente
los cuadros de Juanchino.
Colección del Tordillo. "Las Parvas" de Don Juan Curuchet |
Yo, me
imagino recorriendo al paso ese escenario, sin preocupaciones, con una sonrisa
en mi rostro, con muchos años menos, pero como siempre solo, pateando cardos, agachándome
para recoger algunos macachines, chiflando a lo perdiz mientras ellas a pocos
pasos revolotean desde los pastos.
Voy con las alpargatas embarradas y las bombachas
llenas de abrojos, en el bolsillo de atrás me cuelga una honda y la boina la
tengo casi caída sobre un lado.
Suena el teléfono
y me despierta de la fantasía que unas fotos me habían traído.
Me sonrío,
disfruto del momento y triste pero contento, vuelvo a la realidad, esas mini
vacaciones mentales que me tomo, son las que me mantienen cuerdo.
El Tordillo
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