Friday, August 26, 2016

La soledad y el Camino.

Y a veces pienso que lo que más extraño es la soledad.

Los kilómetros se van subiendo al cuerpo, las subidas y bajadas te hacen sentir poderoso, tus piernas y tus pulmones responden como deseas, miras el horizonte donde se recortan montañas maravillosas o valles interminables, los verdes y los ocres se mezclan, las nubes blancas que a veces están a tus pies, con su blanco espumoso le dan un fondo surrealista al paisaje siempre cambiante.


Alrededor, nadie, tú con el bordón, la mochila y los ojos tan abiertos que parece que se van a salir de la cara. Se te llena el alma de sonidos y  de aromas que se sienten placenteras, todo parece que te envuelve y te arropa, como protegiéndote y aislándote del mundo real, de las rutinas cotidianas, de los dolores y amores de todos los días.

Y se vuelve adictivo, cuando estas en el Camino, eres uno, cuando vuelves a casa eres otro. Pero ese otro tiene ya dentro una mezcla grande de lo que fuiste y sentiste en la montaña o en el valle, donde de a poco reflexionabas sobre temas íntimos que en el día a día de la vida “normal” ni te pasan por la mente.


Las horas que caminas solo, te van edificando ese “otro yo”, que tiene mucho de lo que realmente eres, pero que de a poco va integrando cosas que la soledad te va enseñando de ti mismo, cosas que siempre estuvieron dentro tuyo pero a las que nunca recurres o simplemente no te dabas cuenta que tenías.

Cuando vuelves del Camino, en realidad nunca vuelves, porque todos los días de una forma u otra en cada cosa que haces, se nota la estampa de ese “otro yo” que te dejo el Camino.

No lo digo por lo que me contaron, lo digo porque lo vivo constantemente, en cada decisión que tomo o en cada cosa que hago, siento que ahora lo hago con más ecuanimidad, con la mente mas abierta, con el corazón más dispuesto a hacer más felices a los demás, porque yo ya sé dónde soy feliz y porque.

 Por eso no sé si lo que extraño es la soledad o el Camino, pero sé que lo que siento, lo descubrí en el Camino, una experiencia de la que nunca vuelves como eras.

Juan Alberto Pintos Lecuna








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