Tuesday, December 8, 2015
Tuesday, November 10, 2015
Cubo del vino (27/Aug/2015)
Moha Hassan
estaba de guardia en el corral antes de la entrada al Albergue Torre de Sabre, a Moha solo lo conocía por fotos, pero su
presencia y estampa no me dejo dudar ni un momento, era ese el tordillo árabe que
había acompañado a Filisberto en su recorrida de La Vía de la Plata.
Loli, la
propietaria del albergue, me atendió en la puerta con una gran sonrisa de
bienvenida, por supuesto que yo no hago nunca reservas de lugares para
quedarme, porque siempre se dónde empiezo pero no donde culmino el día. Por suerte
todavía tenía lugar para mí.
Lamentablemente
Filisberto, al cual deseaba conocer para escuchar sus historias de peregrino a
caballo, no estaba, ya que está trabajando lejos por un tiempo y viene a la
casa cuando tiene días libres. Una de las penosas realidades de la España de
ahora, donde much@s cabez@s de familia tienen que buscar la forma de sostener a sus
familias, como sea.
Durante el día,
ya que la etapa había sido corta, me dedique a caminar por los alrededores,
visite las bodegas lugareñas, escavadas en las afueras del pueblo y que muchas
de ellas todavía se encuentran en uso, me acerque a la abandonada estación del
ferrocarril y también visite la iglesia, pase por el ayuntamiento para sellar
mi credencial y deambule sin rumbo por las pequeñas y angostas callecitas del
pueblo.
Los dos
bares por los que pase, tenían cañas frescas pero no podía dejar pasar la
oportunidad de saborear los vinos de la zona. La verdad sea dicha, casi todo lo
que me sirvieron era vino de Toro, que por su cercanía, es el que se impone.
Muy bueno, pero adictivo.
Esa noche éramos cuatro peregrinos los que nos sentamos a la mesa para disfrutar una excelente cena, que incluía una sabrosa sopa de mariscos. Una amena charla, nos acercó hasta alrededor de las 10 de la noche,
cuando después de los postres nos retiramos a descansar el cuerpo para preparar
la jornada siguiente.
A pesar de que
estaba solo en una muy buena habitación, no lograba dormirme, comencé a
rememorar los días desde que había partido de mi casa en Toronto, entre pitos y
flautas ya hacía casi una semana que estaba en España y en el Camino, pero parecía
que hacía mucho más, los buenos momentos que venía disfrutando, ya me habían entregado
de lleno al espíritu del Camino. Estaba en un estado de paz espiritual y me sentía
con una libertad, que no logro tener en mi vida diaria, la sucesión de paso
tras paso en soledad y al aire libre, me llenan de alegría. No sabía que me
deparaba mañana, pero si sabía que sin
apuro y sin planes, llegaría lejos y contento.
Un poco de historia de la zona y su relación
con el Camino de Santiago, texto extraído de información brindada por el
ayuntamiento.
Tierras de El Cubo del Vino desde todos
los tiempos, siempre ha tenido protagonismo en la Historia.
Los Celtas, ya en los albores de la
historia, con el pueblo de los Vacceos, aquí tuvieron asiento y lugar. Y con
los otros asentamientos próximos de Bletisa, en la actual Ledesma, y Arbocala,
la actual ciudad de Toro, fijaron por estos pagos el límite y frontera con el
pueblo de los Vettones.
Los Cartagineses, en el siglo 11 antes
de Cristo, según relata Polivio, hasta aquí subieron al mando de Anibal, con
sus tropas y elefantes, para girar en estas tierras, hoy pagos de El Cubo, y
atacar Arbocala marchando después hacia Levante en busca de conquistas y de
gloria.
Los Romanos, por este mismo lugar,
trazaron la gran Calzada de la Vía de la Plata, asentando aquí, en los pagos de
El Cubo, la Mansio de Sabaria, pasando por aquí al Noroeste Peninsular,
cultura, creencias y comercio que integró a la Península en el mundo romano, el
derecho y el cristianismo.
Los godos, con el Rey Leovigildo, en su
afán de unificar toda la Península Ibérica bajo un mismo reino y bajo el
arrianismo como religión, atacan y aniquila al reino Suevo y en esas luchas, en
el ano 575, destruye Sabaria, pasando a ser la localización de sus restos un
desafío para estudiosos e investigadores.
El Islam, siguiendo esta Calzada de la
Vía de la Plata, hicieron conquistas y razzias y es leyenda que Almanzor por
aquí, por este itinerario, después de la destrucción de Compostela, bajó hacia
Córdoba, a espaldas de cristianos, las campanas de la Catedral de Santiago.
Los Mozárabes, ya en el Siglo X, con su
ir y venir a la tumba del Apóstol Santiago, por estos pagos de la antigua
Sabaria, siguiendo la Vía de la Plata, abriendo el primer Camino de
Peregrinación Jacobeo, como certifican y avalan las pragmáticas de los primeros
reyes Asturianos, como Alfonso III en el siglo IX, ano de 893.
Los Reyes cristianos siguen haciendo de
la Vía de la Plata y lugares próximos, camino de reconquista, monasterios,
repoblación, itinerario de la Mesta y otras industrias, que anaden población y
gestas, lo hacen lugar de nacimiento de santos y reyes y paso de gentes y pastores
de la Mesta que anaden historia al lugar, al itinerario y al entorno.
La historia de este lugar, de Sabaria,
de la Vía de la Plata, de El Cubo del Vino y de sus tierras y del mundo ahora
sigue, por donde el corazón te guíe y tus pasos van. Aviva la fraternidad con
tu andadura y haz del camino, de la fe y de la historia el abrazo de todas las
creencias y culturas en la Paz.
Llego el sueño
y me entregue a él sin reparos, en pocas horas mis botas retomarían el Camino.
Hasta ti
Santiago S D’Q.
Sunday, November 8, 2015
Tuesday, November 3, 2015
María, años y caminos. Llegando al Cubo del Vino. (26/Aug/2015)
Antigua fuente romana en Calzada de Valdunciel. |
La noche
llegaba y ya se veía que no iba a ser fácil el dormir y descansar, era el
último día de vacaciones para los jóvenes, que debían regresar a sus centros de
estudios a partir del lunes. Se los veía en “bandadas” recorriendo el pueblo de
un lado a otro, sin rumbo, solamente disfrutando y lamentando que se terminaba
la libertad que viven en el pueblo, la mayoría de ellos mañana volverán a sus
casa de la ciudad donde viven y estudian el resto del año. Cerca de la
medianoche, los petardos se empiezan a escuchar y es un repiquetear constante,
algunos caen dentro del recinto amurallado del patio del albergue, el estruendo
se repite varias veces. María y yo tratamos de ignorarlo, pero despiertos y
sentados en nuestras literas conversamos largo y tendido.
Tiene 74 años,
es vasca de nacimiento y de convencimiento, pequeñita y vivaz, se le ve más
fuerte que tabaco de pito. No está segura si este es su Camino numero 15 o 16,
pero cada vez que le mencionas algo, ella ya estuvo ahí. Hoy se había pasado el
día recorriendo el pueblo, tomando unas cañitas y conversando con quien se le
cruzara… es un remolino con botas. Es tarde cuando decidimos que quizás ya se
puede dormir, el ruido esta amainando y los petardos no se escuchan tan
frecuentes y cercanos.
El destino
de hoy es completar la etapa que deje trunca al quedarme en Calzada de
Valdunciel, unos 16 kilómetros me separan de Cubo de la Tierra del Vino, ideal
para un segundo día de Camino, ya que el cuerpo se ira acostumbrando de a poco.
Como la distancia es corta y la noche había sido larga, departo después de las
campanas de las 8.30.
María
todavía no se ha movido mucho, así que le digo que parto solo. Cuando le digo
que me voy desfachatadamente me dice “Vete tranquilo que yo te alcanzo en la
ruta”… la mire incrédulo y con bordón en mano y mochila a la espalda salí a
gastar kilómetros.
El sol pica
fuerte, la ruta ondulada y desolada parece no tener horizonte, el vapor que se
despega de los campos, los hace ver como espejismos. Inmensos plantíos de maíz
y sus sistemas de regados me acompañan y de vez en cuando un hilo de agua que
viene de los campos, me sirve para mojar mi cara y cabeza para refrescarme.
De vez en
cuando, miro para atrás esperando ver a la distancia la figura de María, quizás
si me siento un rato en algún lado, le doy chance a que me alcance. No hay ni
un solo árbol, no se vislumbra una sombra por ningún lado, yo ya estoy
necesitando un alto, el estómago me recuerda que salí sin desayunarme, sigo
buscando un lugar adecuado para hacer descanso y diente.
A la mente
me vino un recuerdo de mi padre, el viejo tenía la costumbre de sentarse en la
boca de los caños de desagüe que pasan por debajo de las carreteras, decía que
eran los ventiladores del campo en los días en que cantaba la chicharra.
Un hilo de
agua cruzaba la senda y se perdía dentro de uno de estos caños, unas piedras
estratégicamente, ocupaban el centro de la boca refrigerante. Descolgué la
mochila, le metí mano a las vituallas que traía pronto a disfrutar del lugar y
el momento.
Chorizo,
pan, queso y una botellita de plástico con medio litro de vino de la zona,
estaban prontos para ser sacrificados en ese altar de tranquilidad, me saque
las botas y las medias, me senté en una piedra. Con los pies en el agua y la
brisa fresca que venia del tubo, comí y descanse como un soldado después de la
batalla. Todavía de vez en cuando miraba el sendero para tratar de avistar a
María.
Con la
panza llena y el corazón contento retome la ruta, en poco más de una hora
llegaría a Cubo del Vino, donde me esperan un buen albergue, buena comida y
supuestamente buena compañía, ya que espero encontrarme con Filisberto, quien
habiendo hecho parte de La Vía de la Plata a caballo, debe tener varias
historias para contar.
La ruta
siempre cerca de la carretera, es firme de a poco se empiezan a ver algunos
árboles, del otro lado de la autovía se irgue la cárcel de Topas que domina el
paisaje con su torre de vigías. Me lleva a pensar en el verdadero significado
de “libertad”, yo aquí, en el Camino, que para mí hoy día es la máxima expresión
de “libertad”, ellos ahí dentro… me dio pena, seguí al paso sin mirar para atrás.
Cuando
entro al Cubo del Vino, una figura sentada en un banco de la plaza, me llama la
atención, todavía estoy lejos para distinguir quien es, pero algo me hace
pensar que es María, ¿Cómo llego hasta acá antes que yo? ¿Me abre dormido
cuando me senté al fresco y no la vi pasar? ….mmmmm ¿quien me lo explica? Era Maria.
Wednesday, October 14, 2015
La partida… Justo León Galán. (25/Aug/2015)
Eran las
seis de la mañana cuando sin necesidad de ningún despertador, ya estaba en pie,
toda la noche me pase despertándome casi cada hora, la ansiedad de salir al
Camino se había apoderado de mí. Las botas junto a la mochila saltaban solas,
el bordón repiqueteaba y yo me retorcía de ganas de salir. Pero había que
esperar las primeras luces, el Camino me gusta verlo, es la mejor forma de
disfrutarlo.
Esta Plaza generalmente atiborrada de gente, me esperaba solitaria para despedirme. |
A las seis
y media no me aguante más, cargue el macuto sobre mi espalda y me dirigí hacia
la Plaza Mayor de Salamanca, donde comenzara la historia y el Camino. A esa
hora las barrenderas y lavadoras de calle eran las reinas del lugar. El brillo
de las luces sobre el piso mojado del majestuoso lugar, le dan una apariencia
casi fantasmagórica, parece que la han preparado solo para mí. El entusiasmo me
lleva a comenzar a caminar aunque la madrugada todavía esta oscura, son varios
los kilómetros que debo hacer por ciudad antes de llegar a los descampados, así
que adelante y a la ruta.
Los
primeros kilómetros fueron muy cansadores, primero dentro de la ciudad y después
por el arcén de una carretera muy transitada y donde los coches se desplazan a
muy alta velocidad. Finalmente viene un respiro, cuando antes de llegar a
Aldeaseca, comienza una senda de tierra por entre campos de forraje.
Larga y ondulada la ruta parece no terminarse nunca. |
A lo lejos
se ve un pueblo, más que nada su iglesia, pero como la senda es ondulada como
galope de gusano, la imagen aparece y desaparece como si fuera un espejismo. Ya
estoy de a poco llegando a la mitad de la ruta planeada para hoy y en buen
tiempo, así que me decido a hacer una parada para tomar un refresco y quizás comer
algo antes de continuar.
La iglesia parroquial en honor a Santa Elena, corresponde en su conjunto al siglo XVI. |
Frente a la
iglesia, en lo que creo es la Plaza Mayor de Calzada de Valdunciel, me
encuentro con un elegante caballero con el cual entablamos una conversación. Él
ya ha hecho el Camino Francés y grandes trechos del La Vía de la Plata, por lo
tanto, como es común, la charla entre peregrinos se empezó a alargar. Me conto
de sus viajes, de su pueblo y me invito a caminar hasta el albergue que su
comunidad ha abierto muy cerca de donde estamos conversando. Todo el pueblo en
pleno está totalmente orgulloso del hermoso espacio que han dedicado a los
peregrinos que pasan por aquí.
Albergue de peregrinos de Calzada de Valdunciel. Un esfuerzo comunitario. |
Caminando a
tranco lento y sin dejar de hablar, llegamos frente al albergue, que realmente de afuera se ve muy lindo. Sin
darme cuenta, se me estaba yendo el tiempo a pasos agigantados, tenía que
seguir o la llegada al fin programado de la etapa, se iba a hacer muy tarde. Me
despedí del peregrino y a paso rápido me dirigí hacia la salida del pueblo que
estaba a poca distancia… Justo León Galán…
Cuando me
iba apresurado un nombre me vino a la mente, Justo León Galán, este buen señor
es un peregrino que hace pocos meses atrás hizo toda la Vía de la Plata, hasta
Astorga, después desandando sus pasos hasta Granja de Moreruela y siguió hasta
Santiago por el Camino Sanabrés, su forma de hacer caminos es sin prisa, con
pausas y sin planes. Él va donde lo lleva el Camino sin mirar el calendario o
el reloj. Inspirado por ese recuerdo, me di vuelta para quedarme en el albergue
que recién había visitado y disfrutar un poco del resto del día y de lo que
este pueblo pueda tener para ofrecer a un peregrino curioso y sin apuros. Ahí
me di cuenta que de aquí en adelante me dejare llevar por los caprichos del
Camino y que llegare allí cuando pueda y como sea. Gracias Justo León Galán, recién
hoy aprendí tu lección, pero es muy buena.
El albergue
colmo todas las expectativas, limpio, amplio, bien equipado y muy pero muy
majo, para completar, horas después de haberme establecido, llego al lugar María,
una peregrina vasca de la cual les contare en la próxima.
Hasta ti Santiago S D’Q.
Aldeaseca de Armuña |
Lo invite a venir conmigo pero se sospecho que le iba a cargar la mochila y dijo NOOOO. |