Tuesday, October 6, 2015

A Salamanca… un día con Mertxe. (23-24/Aug/2015)


La salida de Toronto, un poco retrasada, me da tiempo para pensar de lleno en el Camino. Hasta ahora me he ido preparando física y mentalmente, pero todo parecía tan lejano, que en ningún momento me pude visualizar viajando.

Ahora, a la hora de la verdad, me pregunto si con mi edad y con mi peso corporal, estoy realmente pronto para afrontar la ardua ruta que me espera. Los días venideros lo dirán, yo todavía tengo en mente el abandono del año pasado, donde por problemas físicos, tuve que dejar el Camino al llegar a Salamanca, espero que esta vuelta, el físico aguante la parada y pueda llegar a Santiago por mis propios medios… a pie. Si no es así, la decisión de seguir o no peregrinando, se tomara sola, por ahora tengo las esperanzas de poder hacerlo, por eso voy rumbo a Salamanca otra vez y con la idea de terminar lo ya empezado.

El viaje en avión a Madrid y la inmediata transferencia a Chamartín para abordar el tren a Salamanca ha sido interminable y el cansancio de a poco me ha ido venciendo, menos mal que si me duermo no me pasare del destino, ya que me tengo que bajar en la última estación. Los paisajes que se suceden en mi ventanilla, me mantienen despierto y alerta, porque como siempre, no me quiero perder nada.


Son las siete de la tarde cuando piso la Plaza Mayor, como siempre la actividad y vida de esta muy española ciudad me reconforta. No importa a qué hora del día la visites, a no ser que sea la madrugada, la gente va y viene y el bullicio es continuo. Me gustaría quedarme un rato a disfrutar, pero el cuerpo no quiere más, así que me dirijo hacia el hotel donde me hospedare por las próximas dos noches, para recuperarme del largo viaje ya que planeo comenzar a caminar el 25 de Agosto.


He quedado de encontrarme con Mertxe, una gran amiga con la cual recorrimos juntos parte del Camino Francés y que me espera en Salamanca para que podamos reencontrarnos y pasar un día juntos, recorriendo la ciudad. Pero las malas comunicaciones y mi cansancio, han conspirado para que el encuentro sea dejado para mañana. Luego de una buena ducha y un bocadillo de jamón, me entrego a los brazos de Morfeo y caigo como un soldado después de la batalla, pero sintiéndome felizmente vivo.


Temprano a la mañana, nos encontramos en un bar de la Plaza Mayor para desayunar. Después salimos a caminar, por horas anduvimos de un lado a otro, la ciudad era simplemente el telón de fondo, ya que nosotros no parábamos de hablar del Camino y de los amigos que habíamos conocido ahí. Con muchos de ellos, el contacto se mantiene, así que las historias a intercambiar son interminables.

Originalmente, el plan era que ella me iba a acompañar en las primeras etapas, pero un desencuentro de fechas y sus planes de viajar a Marruecos el 29, no lo hicieron posible. La visita se extendió hasta casi las diez de la noche, a esa hora llegamos caminando hasta la casa de la amiga donde ella se estaba quedando y con un fuerte abrazo nos despedimos, con el deseo de volver a vernos algún día.

Al paso me dirigí al hotel, a los pocos minutos, mi mente ya estaba en el Camino, a las seis de la mañana tenía pensado salir a la aventura, la mochila, ya pronta, me esperaba en la pieza y los pronósticos del tiempo eran muy buenos. Así que mire una vez más el plano para saber por dónde debía salir de la ciudad y después me dormí plácidamente, pensando en el hermoso día que había pasado con Mertxe y en lo contento que estaba de que ya era el momento de partir.

Hasta ti, Santiago. S D’Q.











1 comment:

  1. Como siempre,tus relatos son fotos,al comenzar a leerte la mente produce imagenes y se hace espectacularmente ameno seguirte. Un abrazo. J.J.

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