El Albergue de Triana me recibio en mi primera noche de La Via de la Plata. |
Junto a la cabecera
de un puente que parece ser peatonal, un grupo de policías juntos a sus
patrulleros, conversan y discuten temas de su trabajo, me acerco para preguntar
por direcciones y todos se ponen rápidamente a darme información. Se volvió confuso,
que por Camas, que por el Rio, que por la perrera…me marearon. Un mozo
delgadito, noto mi confusión, se acercó, me tomo gentilmente del codo y me dijo
“Yo ya hice la Vía de la Plata, es hermosa y la vas a disfrutar”, me llevaba
del brazo hasta donde comenzaba el puente indicándome que a la base del ultimo
pilar, en el otro extremo, encontraría una flecha que me llevaría a el Camino,
bajando hacia la ribera del rio y siguiendo las marcas que eran abundantes. Con
un “Buen Camino” y un apretón de manos me
despidió efusivamente.
Aqui es donde Sevilla queda atras y el Camino de Santiago hacia adelante. |
Seguí por
el costado del rio, donde a esa hora lo único que había eran caballos por
doquier y mucha mugre. Se ve que esta zona no es muy utilizada o cuidada. Un
hombre en moto, a una velocidad respetable, guía una jauría de perros que lo
siguen por detrás, por su porte y por las marcas que tienen en el cuerpo, me da
la impresión que son de caza o de pelea. Tres de ellos tienen bozales de cuero
y metal, realmente comencé a sentir un poco de miedo, pero al grito del patrón,
los ocho o nueve canes que se me iban acercando, prestamente se dieron vuelta y
recomenzaron a seguir la moto.
Un poco más
adelante, nuevamente los ladridos de los perros dominan el lugar, pero esta vez
es la perrera municipal, donde había tantos perros afuera como dentro de los
cercos. Ninguno se me acerco, seguí mi camino receloso y mirando continuamente por
sobre mi hombro.
Al llegar a
una zona de granjas y montes de olivo, la caminata comenzó a volverse
placentera y el paisaje se volvía más agradable. Me deleite comiendo unos higos
chumbos de las tunas que bordeaban el sendero y de a poco me sentía un poco más
peregrino.
Hasta
llegar a Santiponce, caminaba continuamente ajustando las diferentes correas de
la mochila, tratando de lograr ese punto donde el macuto se vuelve parte del
cuerpo del caminante y ya no se siente como una carga, sino como una extensión.
La colorida Iglesia de San Isidro y San Geronimo. |
Al arribar al Monasterio de San Isidoro del Campo, ya venía
cómodo, pero me quede con pena de no poder visitar el lugar ya que por construcción
estaba todo cercado y era difícil acercarse. Más adelante el bonito pueblo
mostraba orgulloso su Iglesia sobre la carretera principal, el Teatro Romano y
las ruinas de Itálica. Si quería visitarlos debía esperar por lo menos una hora
hasta que abrieran y con el calor que ya hacia no quería alargar la jornada a
mucho más del mediodía.
Las tunas me brindaron sus jugosos higos chumbos. |
El Arroyo de los Molinos, peligroso de cruzar en ciertas epocas, estaba reducido a sombras y tierra humeda. |
Encuentro el complejo deportivo, del que forma parte
el albergue, subo las escaleras y con todo en penumbras, me dirijo al
escritorio de la entrada. Me recibe un cartel que me invitaba a elegir una cama
y ponerme cómodo, la hospitalera vendrá a eso de las 20.00 horas para ver si
necesitaba algo y registrarme. Me pareció cómico, porque en un mundo donde cada
vez más vivimos detrás de rejas y alarmas, acá encontraba un lugar hermosamente
equipado, totalmente abierto y sin ningún tipo de controles.
Me acomode, duche y me tendí a hacerme una reparadora
siesta. A eso de la media tarde siento movimiento y los gritos de dos
peregrinos que llegaban también buscando donde quedarse. Rocío y Enrique, dos
andaluces simpatiquísimos, fueron mis compañeros de estadía. Desde aquí hasta Torremejía,
seguiríamos haciendo las mismas etapas, por supuesto que a diferentes pasos, ya
que ellos más jóvenes y fuertes que yo llevaban otro ritmo.
Capilla Del Carmen. |
El trecho final antes de llegar a Guillena, con el calor agobiante se hizo largo. |
Mirando las fotos veo que Rocio y Enrique ya venian detras mio y muy cerca. |
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