Wednesday, October 8, 2014

De vuelta en casa.


El 26 de Agosto partí rumbo a España con la ilusión de hacer un Segundo Camino de Santiago, la meta esta vez era la de comenzar en Sevilla, la llamada Vía de la Plata, un Camino legendario que data de la época de la edad media. Más de mil kilómetros separan Sevilla de Santiago de Compostela, los cuales atraviesan por los lugares más calurosos y áridos de la España peninsular.



Comenzando en Andalucía, cruzando totalmente de norte a sur Extremadura y Castilla y León para luego internarse en Galicia para dejar al peregrino al pie del Santo.

Al llegar a Granja de Morehuela, en Zamora, se puede tomar lo que se conoce como el Camino Sanabrés, que por la parte baja de Galicia, pasando por A Gudiña y Orense, ofrece una alternativa muy interesante, ya que los que previamente han hecho el Camino Francés, no tienen por qué repetir el recorrido de Astorga a Santiago de Compostela.

Mapa del Camino Sanabres, el comienzo es en Morehuela.

Todo lo leído sobre la Vía de la Plata, indicaba que quizás es el Camino que demanda más esfuerzo del peregrino, ya que no es muy popular, más bien es un trayecto que invita al peregrino que disfruta de largas etapas y con poca compañía. Hay extensos trechos entre poblaciones, que exigen al viajero a pensar y esforzarse en mantener el paso y la voluntad de avanzar a solas sin tener otros peregrinos como punto de referencia.

Las subidas y bajadas, incluyen pendientes exigentes y alturas comparables a las que se atraviesan en el norte de España. Simple y sencillamente, no es un Camino para emprender sin haberse preparado física y mentalmente.

En las próximas notas, intentare llevarlos conmigo en esta nueva aventura, contándoles de las peripecias físicas y mentales por las que atravesé, además de detallar lo mejor posible los maravillosos lugares y ciudades que visite durante los 42 días que estuve en la ruta.


Hace tres días que estoy de vuelta en casa, contento de haber regresado a mi familia, a la cual extrañaba muchísimo, pero también con un poco de la tristeza que queda de no tener que ponerse las botas todas las mañanas para dejar nuevas huellas en la tierra y en mi memoria. 

Para los que me quieran acompañar, largamos pronto. Quizas falten palabras, pero les aseguro que las fotos estan preciosas.

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