El 26 de
Agosto partí rumbo a España con la ilusión de hacer un Segundo Camino de
Santiago, la meta esta vez era la de comenzar en Sevilla, la llamada Vía de la
Plata, un Camino legendario que data de la época de la edad media. Más de mil kilómetros
separan Sevilla de Santiago de Compostela, los cuales atraviesan por los
lugares más calurosos y áridos de la España peninsular.
Comenzando
en Andalucía, cruzando totalmente de norte a sur Extremadura y Castilla y León
para luego internarse en Galicia para dejar al peregrino al pie del Santo.
Al llegar a
Granja de Morehuela, en Zamora, se puede tomar lo que se conoce como el Camino Sanabrés,
que por la parte baja de Galicia, pasando por A Gudiña y Orense, ofrece una
alternativa muy interesante, ya que los que previamente han hecho el Camino Francés,
no tienen por qué repetir el recorrido de Astorga a Santiago de Compostela.
Todo lo leído
sobre la Vía de la Plata, indicaba que quizás es el Camino que demanda más esfuerzo
del peregrino, ya que no es muy popular, más bien es un trayecto que invita al
peregrino que disfruta de largas etapas y con poca compañía. Hay extensos
trechos entre poblaciones, que exigen al viajero a pensar y esforzarse en
mantener el paso y la voluntad de avanzar a solas sin tener otros peregrinos
como punto de referencia.
Las subidas
y bajadas, incluyen pendientes exigentes y alturas comparables a las que se
atraviesan en el norte de España. Simple y sencillamente, no es un Camino para
emprender sin haberse preparado física y mentalmente.
En las próximas
notas, intentare llevarlos conmigo en esta nueva aventura, contándoles de las
peripecias físicas y mentales por las que atravesé, además de detallar lo mejor
posible los maravillosos lugares y ciudades que visite durante los 42 días que estuve
en la ruta.
Hace tres días que estoy de vuelta
en casa, contento de haber regresado a mi familia, a la cual extrañaba muchísimo,
pero también con un poco de la tristeza que queda de no tener que ponerse las
botas todas las mañanas para dejar nuevas huellas en la tierra y en mi memoria.
Para los que me quieran acompañar, largamos pronto. Quizas falten palabras, pero les aseguro que las fotos estan preciosas.
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