La noche en el albergue Titas, fue muy buena, la comida y las comodidades de este lugar que fue abierto en Junio de este año, y la atención de los propietarios, fueron de primera categoría. El lugar tiene espacio solamente para once personas, cuando llegamos con Jordi, éramos los números once y doce, por lo tanto uno de los dos tenía que salir a buscar otro alojamiento, con un poco de simpatía y exageradas muestras de cansancio, logre convencer al propietario que me dejara dormir en en cualquier lugar. En el segundo piso, en una pequeña área de descanso, junto a un sofá muy acogedor, pero corto, estire mi esterilla y dormí como un lirón.
La madrugada y el sol tempranero nos dan una bienvenida Hermosa en el sendero a la vera del Canal de Castilla. |
La
madrugada se despertó hermosa, temprano el sol nos acompañaba, mientras caminábamos
a la vera del Canal de Castilla. Un recorrido muy placentero, tranquilo, donde
el canto de los pájaros animaba la mañana. Yo me sentía con una fortaleza
impresionante, al punto que muchas veces durante el día, fui yo el que marco el
Camino, cosa que generalmente era la labor de mi compañero de viaje, Jordi, que
siempre con su paso más ágil, me dejaba atrás. En Fromista, tomamos un café, y
aprovechamos para despedirnos de Carlitos, el de la bicicleta sin pedales, que
desde allí regresaba a su casa. Con la barra se saco fotos, se dieron abrazos y
a Albi se le cayó alguna lagrimita. Raul se la seco en cuanto Carlos se fue.
De ahí en
adelante, siempre caminando a la vera del agua, hicimos camino por frondosos y
verdes senderos. Javi con Valentina y Dumas, jugaban y se divertían mientras
caminaban, Dumas con arrastraba un gran palo, el también quería tener su bastón
de peregrino. Corría lo dejaba, volvía, lo arrastraba y volvía a correr y a
dejarlo. Era divertido verlo como disfrutaba.
El verde y el agua, hacen la ruta placentera, una cantidad enorme y variada de aves, nos brindan la musica que marca el ritmo de viaje. |
Yo hacía
rato ya que venía pensativo y meditativo, en la mente traía a mi gran amigo
Walter e Isabel, quienes me había regalado el bastón que me acompañaba y una
hermosa medalla de la Virgen de Lourdes, que yo orgullosamente había puesto en
el frente de mi boina. Salí de Toronto con la firme decisión de prender una
vela en su nombre y el de su familia, cuando llegara a Santiago de Compostela.
Pensando en Walter, venia evaluando cuales eran las posibilidades de llegar al
fin del Camino, cada día que pasaba me sentía más fuerte, física y
espiritualmente. Las chances de encender la vela eran buenas.
A la
distancia, como una visión, entre los árboles se divisaba una iglesia de gran
porte, de a poco me acercaba más y la veía majestuosa en una pequeña altura a
la izquierda del rio. Una carretera y un puente, marcaban el final del trecho
junto al Canal, Jordi me alcanza en ese preciso momento y juntos, nos dirigimos
a la iglesia.
Ermita de
Nuestra Señora del Rio.
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Si en algún
lugar del Camino, uno tiene la oportunidad de pensar en su familia, los amigos
y de aquellos que queremos, este es el lugar ideal. Esta iglesia solitaria, en
el medio de la nada, parece que fue puesta ahí para recordarte que este es un
peregrinaje espiritual.
Interior de
la Ermita de Nuestra Señora del Rio.
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Tres velas. |
Quizás me
apresure, porque todavía falta un trecho para Santiago, pero le juro, que mi
pensamiento en ese momento fue, que Dios que está en todas partes, con más razón,
tiene que estar en un lugar tan sereno como esta iglesia. Y como está rodeado
de una soledad absoluta, las plegarias tienen más chance de ser escuchadas.
De ahí en
adelante la ruta se me volvió indiferente, mi mente estaba en otras cosas, el
llegar a El Carrión de los Condes, era simplemente la acción de poner un pie
delante del otro y seguir caminando.
La ciudad a
la que llegamos, merece un capítulo aparte, que después les contare, por ahora
los dejo, pero no se vayan lejos, que hasta Santiago no paramos.
Este tipo de areas de descanso se repiten varias veces a lo largo del Camino. |
Antes de entrar a Fromista curzamos un puente sobre las esclusas del Canal de Castilla |
Desde St. Jean de Pied du Port hasta el final del Camino, las imagines de peregrinos, se encuentran plasmadas en todo tipo de materiales y de estilo. |
Estos canalrs de riego, son la marca mas peculiar y repetida de la zona. |
Esta puerta de hierro forjado con sus hemosas mariposas, me hicieron acordar de mi amiga Anahi Caballero, que le encantan las mariposas. |
Al frente de esta solitaria ermita, de la cual no recuerdo el nombre, una hermosa fuente, nos brindo su agua pura y fresca. |
Ultima vista que tenemos del Canal de Castilla que ha sido nuestra guia durante casi toda la trayectoria matinal. |
Estas grandes piedras de Molino, hoy sirven un proposito diferente. |