Thursday, October 31, 2013

A Zubiri... y el concierto.


Después de recibir la bendición a los peregrinos, en la misa nocturna, la hermosa iglesia de la Real Colegiata de Santa Maria de Roncesvalles, se vació rápidamente, parecía que todos éramos llamados por un canto de sirenas, que nos encantaba haciéndonos caminar hacia las camas del albergue. El canto de sirena era el cansancio que todos teníamos en el cuerpo luego del arduo día de montaña. El albergue nos recibía con camas y baños limpios y en una hora se apagarían las luces y… ZZZZZZZZZZ.

El concierto nocturno fue una cosa inesperada, los cuerpos cansados, de más de 200 peregrinos en el mismo ambiente, era abrumador, los sonidos salían de todos partes del cuerpo sin diferenciar hombres o mujeres. Los ronquidos y los estornudos eran jefes del lugar, pero también llegaban ruidos y olores que los peregrinos dormidos o haciéndose los zorros, no podían contener. Busque a oscuras el juego de tapones para los oídos, que me habían recomendado llevar pero no los encontré, así que yo también deje mis instrumentos en libertad de participar de la sinfonía y trate de dormir. Lo logre y bien.

La madrugada comenzó con un ruido que parecía de perros hurgando en un basural, los peregrinos todavía a oscuras trataban de organizar sus cacharpas y mochilas para pegarle al día temprano. Parece que se piensa que si agarras al sol todavía durmiendo, le podes ganar la batalla, terminar de caminar antes de las tres de la tarde, es la meta de todo peregrino.
Aunque los peregrinos franceses parecen que están en una carrera y corren de albergue en albergue como caballos desbocados. No creo que la mayoría de ellos disfruten mucho del camino como experiencia cultural y religiosa.
Después comento más sobre ese fenómeno que es El Camino como senderismo.

 Ya afuera del albergue y caminando, un cartel en la carretera frente al edificio, indica que faltan 790 kilómetros para llegar a Santiago, como diciéndote lo que te espera. Una parada de ómnibus justo al lado del cartel, espera con la boca abierta, pronta para tragarse a todos los que tengan dudas.

El día de hoy depara la bajada a Zubiri, pero para bajar hay que subir, así que entre hayedos, helechos y frondosos bosques, se va para arriba y para abajo, se cruzan carreteras, pueblos donde la calle central es la carretera y El Camino, donde no existen veredas o senda de peatones.  En estos pueblos(itos), lo más destacable son siempre las iglesias y los bares donde nos llenamos de café y bocatas, o algunos como yo, de Coca Cola, que es el desayuno de los campeones.


En este trayecto fue donde Jordi y yo empezamos a solidificar ese compañerismo que después se volvió amistad, que nos llevo a llegar juntos al destino final.

Van algunas fotos de la etapa y después les cuento una o dos anécdotas de ese día… Síganme que hasta Santiago no paramos.

Saturday, October 26, 2013

La Real Colegiata de Santa Maria de Roncesvalles.


 

Este grupo de edificios que se empiezan a ver desde las laderas de la montaña, no solo que llenan de algegria al peregrino que viene al borde del agotamiento físico, sino que a medida que uno se va acercando empieza a apreciar la maravilla que se construyo en este lugar  a principios del siglo XII, la description que yo puedo hacer nunca le va a hacer justicia, por lo tanto voy a copiar y pegar directamente del sitio oficial de Roncesvalles.es

Santa María de Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y enclave de profundas resonancias épicas es, con toda seguridad, uno de los lugares más emblemáticos del Occidente europeo, en cuyas dilatadas fronteras se consideró siempre el hito más relevante y entrañable de la ruta compostelana.








En Orreaga-Roncesvalles sitúa la tradición la más dolorosa de las derrotas del ejército franco; allí lloraría Carlomagno la muerte del mejor caballero de Francia y de sus doce pares, dando origen a un relato mil veces contado y cantado hasta los confines de la cristiandad.

Paso natural del Pirineo desde los tiempos más remotos, en Orreaga-Roncesvalles se instaló y creció un centro asistencial y alberguería que acogía a los peregrinos tras el duro ascenso de la cordillera y reconducía sus pasos hacia la meta final, ya casi perceptible en sus corazones, de la todavía lejana tumba del apóstol.

Ambas circunstancias, el trágico descalabro de Roldán y la proyección jacobea, dinamizaron de forma extraordinaria la vida de este enclave pirenaico y dieron a la cultura universal dos obras literarias de singular renombre: la famosa "Chanson de Roland" y la pormenorizada y peculiar visión de la ruta a Santiago escrita en el siglo XII por Aimerico Picaud, el "Liber Sancti Jacobi". Hoy en día, además, queda en pie un magnífico conjunto histórico-monumental atendido por una pequeña comunidad de canónigos que sigue acogiendo y bendiciendo un flujo renovado de peregrinos que irá encontrando a su paso un camino cada vez mejor dotado y señalizado.
Las fotos son las que saque yo, para ver mas y mejor los invito a visitar el lugar http://www.roncesvalles.es/
 

Aquí los dejo y en el próximo capítulo les seguiré contando del Camino, lo de hoy merecía ser leído del sitio ya que es mas informativo....Siganme que hasta Santiago no paramos.

 

Wednesday, October 23, 2013

Hacia Roncesvalles.


A las 6 de la mañana, ya estaba pronto para comenzar los largos 21 kilómetros que me separaban de Roncesvalles, el corazón de los Pirineos me esperaba y la ansiedad que sentía, solo se comparaba con la curiosidad que tenia de si podría llegar a destino, en una pieza y en tiempo de conseguir una cama en el albergue, la idea de que llegaría después de las 10 de la noche, me aterraba, me imaginaba sufriendo en la montaña y avanzando para atrás.


Apenas estábamos los cinco juntos, partimos, el camino era totalmente escabroso y las piedras sueltas y las zanjas no permitían apoyar bien el paso.
A medida que subíamos, íbamos penetrando en una niebla cada vez más espesa, que no dejaba ver a más de 10 metros de distancia.
Desde los campos por los que travesábamos, nos llegaba el sonido distintivo de las montañas europeas, el sonido de los cencerros, tanto las vacas como las ovejas que se nos cruzaban a poca distancia y en abundancia, nos brindaban su música tan particular, y a pesar de que casi no los veíamos, sabíamos que estábamos rodeados.

En uno de los recodos del Camino, y cuando la niebla era más espesa, casi me topo con una imagen de cómo dos metros de una Virgen, que apareciendo en la bruma parecía fantasmagórica. Mertxe casi con lagrimas en los ojos exclamaba…! encontré una virgen, ahí en el promontorio, ven mírala, es una hermosura!

 Es la Virgen De Biakorri, la foto que yo tome no salió bien, pero otro peregrino me brindo una sacada en un día más claro. Fue una visión maravillosa y el saber que estaba comenzando con una peregrinación religiosa de mucha transcendencia, y el ignorar que esa Virgen estaba ahí, le dio un significado especial.

Seguimos trepando y el dolor se empezó a sentir en las piernas, ya que eran muy pocos y cortos los tramos donde no había repecho. Eso y lo desparejo y rocoso del camino te hacía estar totalmente concentrado en poner un pie delante del otro. Fue la etapa en que tome menos fotos, a pesar de ser una de las más hermosas.

Los compañeros al principio íbamos los cinco en grupo, pero de a poco nos fuimos dando cuenta de que no todos podíamos seguir el mismo paso, así que casi sin decirlo, cada uno fue buscando su ritmo, Pedro y Joaquín, los más jóvenes y fuertes, comenzaron a distanciarse, Jordi con sus dos bastones de apoyo los seguía de cerca y más atrás, cada vez más atrás, Mertxe y yo empezamos a perderlos de vista.

Mas o menos a mitad de camino, Mertxe tuvo su primer tropezón, donde quedo sentida del tobillo, ahí comenzaron sus penurias. A mí me daba pena dejarla sola, pero ella no quería ser un peso para nadie, así que yo me adelantaba  hasta que la perdía de vista y me sentaba un rato a descansar, de paso la esperaba y dejaba que se me adelantara, para volver a repetir lo mismo.

Poco a poco fuimos superando los escollos, la horas se sumaban, en la mochila yo tenía queso, chorizo, pan y agua no nos faltaba, así que paramos una o dos veces a hacer muela y recuperar fuerzas.

Después de pasar la Fuente de Rolland,( un héroe francés, oficial de Carlomagno, que varias veces quiso adosar la actual Navarra a territorio galo, pero se encontró con que los vascos no son fáciles de conquistar, así que le dieron una patada en el derriere  y lo mandaron para su casa), ya estábamos entrando a España. Cruzamos el Collado de Lepoeder  1430 metros de altura y de ahí en adelante, comenzó una bajada en la cual los talones frenando y el bastón clavado con firmeza era la única forma de poder caminar… estoy firmemente convencido que es menos sacrificado y doloroso subir una montaña que bajarla. Frondosos bosques de hayas no acompañan y vemos una hermosa iglesia que termina en una torre picuda en el paraje de Ibañeta.

Paso a paso nos acercábamos al primer albergue en territorio español  La Colegiata de Santa Maria de Roncesvalles, un lugar que se merece un capítulo aparte. Al avistar ese hermoso lugar desde las laderas pirenaicas, empieza a rondar en la cabeza la idea de que ya llegamos.

A mí se me llenaron los ojos de lagrimas… había cruzado la parte más dura de los Pirineos, lo había hecho en alrededor de 8 horas, pero más que nada… había vencido a mis dos peores enemigos… la edad y el miedo.
 
Satisfecho de mi mismo, entre a Roncesvalles como quien entra a un baile, fresquito y sacando pecho.
… la seguimos  y hasta Santiago no paramos.

Tuesday, October 22, 2013

Del susto a la confianza... los primeros pasos.


Desde que salí de Madrid en el tren AVE , España me comenzó a llenar los ojos, paisajes pasaban por la ventanilla con una velocidad vertiginosa, pero igual podía apreciar los grandes desarrollos de molinos de viento, que con sus turbinas brindan electricidad a poblaciones enteras, sin polución química.
El AVE en la estacion de Zaragoza donde hize el trasbordo para Pamplona
 Los cerros y montañas ondulaban el horizonte, haciéndome pensar que los que yo iba a recorrer eran como esos o quizás más altos. La verdad que aunque sabía las alturas de las zonas que iba a recorrer, todavía no me hacía a la idea de cuan alto seria. A medida que me acercaba a Pamplona y al pre Pirineo, empecé a hacer guiñadas, pero no con los ojos,  el miedo y la duda empezaron a sentar raíces.

Un ómnibus, que se lleno rápidamente con unos treinta peregrinos, me llevaría desde Pamplona a St. Jean de Pied du Port en Francia, a mi en ningún momento se me había cruzado por la mente, a pesar de que lo sabía, que primero iba a cruzar los Pirineos, en ómnibus. Varias veces cuando el conductor tenía que poner la tercera y la segunda para subir la montaña, y las curvas cerradas gusaneaban entre los frondosos bosques, me vinieron  a la mente las preguntas… ¿que estoy haciendo aquí?, ¿quien sube todo esto a pie? ¿aayyy en que me metí?
El paisaje nos hacia arrugar un poco, y algunos se quisieron bajar del bus.
Al pasar por Roncesvalles hubo gente que pidió para bajarse, con la intención de empezar desde ahí, evitando la parte más brava del recorrido, pero el chofer no tenía autorización para hacer paradas intermediarias y se limito a decir que los que tenían miedo de lo que se venía, podían retornar a Roncesvalles en el bus de la 7.30… yo pensé que quizás valía la pena esperar unas tres horas y volver, pero mi orgullo fue más fuerte que mi miedo e inmediatamente deseche la idea.
Desde el asiento de atrás del conductor, Joaquín y Pedro, que estaban pensando lo mismo que yo, cambiaban  expresiones de miedo y dudas conmigo. Ahí nació una especie de compañerismo basado en el susto, que nos llevaría al final de recorrido, a ponernos a hablar y comenzar el primer trecho juntos.

Más atrás Jordi y Mertxe,  quienes tampoco se conocían entre sí, empezaban también a planear los primeros pasos juntos, se veía que todos estábamos un poco asustados y buscábamos alguien en quien apoyarnos, para no tirar la toalla antes de empezar.

Joaquin, Alberto, Jordi, Mertxe and Pedro, cinco para el Camino.
 
 
Minutos después de descender del ómnibus, los cinco caminábamos juntos hacia la oficina donde te registras como peregrino antes de comenzar la odisea.
También en pocos minutos habíamos decidido que hacer 27 kilómetros de montaña, el primer día, iba a ser una tarea bastante complicada, por lo tanto se puso en el tapete lo de adelantar unos kilómetros ese mismo día, ya que eran las cinco de la tarde y el sol no se ocultaría hasta cerca de la 9.00, con todo resuelto y seguros que en la presencia de otros íbamos a mostrar más coraje, empezamos a trepar rumbo al primer albergue en Hunnto a unos seis km. cuesta arriba.

Entrada medioeval a St. Jean de Pied du Port.
Llegamos agotados, pero contentos, la primera valla había sido saltada, ahora éramos cinco con una misma meta, al rato ya sentíamos esa unión que dicen sienten los soldados en el frente de batalla, compartimos nuestras historias de introducción, cervezas, cena y dormitories.
El Camino había perdido un poco de fuerza, porque nosotros habíamos ganado en confianza colectiva. 
Desde el balcon del albergue se apreciaba lo que nos esperaba.
El albergue de Hunnto, donde compartimos la primera noche con una Hermosa cena, vino y discutiamos nuestras inquietudas


Con Mertxe nos tomamos la primera cerveza, hablando de lo que se venia..

Monday, October 21, 2013

De vuelta del Camino de Santiago.


Las horas después del Camino ya comienzan a ser historia, los recuerdos están todos agolpados, amalgamados en una nube confusa donde se mezcla el principio con el fin y las dos puntas con el medio.

Lo más concreto son los recuerdos de la gente con las que compartí tantas horas de Camino. No parece importante, pero a pesar de que no caminábamos todos al mismo paso, sabíamos que en diferentes puntos de la jornada, nos íbamos a encontrar y eso servía como incentivo para seguir adelante.

Los kilómetros uno sobre otro se suman y multiplican, las piernas comienzan con la letanía del dolor, pero se sigue adelante porque dentro de unas horas se verá un nuevo pueblo,  otro albergue, otra iglesia, pero más que nada se verá a ese grupo de peregrinos que en silencio y a la distancia te ha ido empujando a llegar para sentarse alrededor de una mesa, para cambiar pensamientos, colores y paisajes del Camino,  con alegría y sonrisas.
 

El 3 de Octubre regrese a casa, todo magullado físicamente, porque el esfuerzo fue grande, pero recontento de haber logrado la meta que me había propuesto, desde ese día hasta ahora, estuve en plan recuperación, física y mentalmente.
Por razones de logística no pude escribir o entrar al Corral, pero muchos siguieron la travesía a través de mi Facebook. Ahora ya más tranquilo intentare volcar en el Corral fotos y memorias, como siempre lo hago como una especie de archivo para mí mismo, pero para aquellos que de cualquier manera siempre lo siguen, espero que lo disfruten, aunque sea repetitivo.
 
Tratere de llevarlos desde St. Jean de Pied du Port en Francia hasta Santiago de Compostela en ancas de mi memoria y con fotos que me ayudaran a recordar y recrear lo vivido...Buen Camino!!!