Después de
recibir la bendición a los peregrinos, en la misa nocturna, la hermosa iglesia
de la Real Colegiata de Santa Maria de Roncesvalles, se vació rápidamente, parecía
que todos éramos llamados por un canto de sirenas, que nos encantaba haciéndonos
caminar hacia las camas del albergue. El canto de sirena era el cansancio que
todos teníamos en el cuerpo luego del arduo día de montaña. El albergue nos recibía
con camas y baños limpios y en una hora se apagarían las luces y… ZZZZZZZZZZ.
El concierto nocturno fue una cosa inesperada, los cuerpos cansados, de más de 200 peregrinos en el mismo ambiente, era abrumador, los sonidos salían de todos partes del cuerpo sin diferenciar hombres o mujeres. Los ronquidos y los estornudos eran jefes del lugar, pero también llegaban ruidos y olores que los peregrinos dormidos o haciéndose los zorros, no podían contener. Busque a oscuras el juego de tapones para los oídos, que me habían recomendado llevar pero no los encontré, así que yo también deje mis instrumentos en libertad de participar de la sinfonía y trate de dormir. Lo logre y bien.
El concierto nocturno fue una cosa inesperada, los cuerpos cansados, de más de 200 peregrinos en el mismo ambiente, era abrumador, los sonidos salían de todos partes del cuerpo sin diferenciar hombres o mujeres. Los ronquidos y los estornudos eran jefes del lugar, pero también llegaban ruidos y olores que los peregrinos dormidos o haciéndose los zorros, no podían contener. Busque a oscuras el juego de tapones para los oídos, que me habían recomendado llevar pero no los encontré, así que yo también deje mis instrumentos en libertad de participar de la sinfonía y trate de dormir. Lo logre y bien.
La
madrugada comenzó con un ruido que parecía de perros hurgando en un basural,
los peregrinos todavía a oscuras trataban de organizar sus cacharpas y mochilas
para pegarle al día temprano. Parece que se piensa que si agarras al sol todavía
durmiendo, le podes ganar la batalla, terminar de caminar antes de las tres de
la tarde, es la meta de todo peregrino.
Aunque los peregrinos franceses parecen que están en una carrera y corren de albergue en albergue como caballos desbocados. No creo que la mayoría de ellos disfruten mucho del camino como experiencia cultural y religiosa.
Después comento más sobre ese fenómeno que es El Camino como senderismo.
Aunque los peregrinos franceses parecen que están en una carrera y corren de albergue en albergue como caballos desbocados. No creo que la mayoría de ellos disfruten mucho del camino como experiencia cultural y religiosa.
Después comento más sobre ese fenómeno que es El Camino como senderismo.
Ya afuera
del albergue y caminando, un cartel en la carretera frente al edificio, indica
que faltan 790 kilómetros para llegar a Santiago, como diciéndote lo que te
espera. Una parada de ómnibus justo al lado del cartel, espera con la boca
abierta, pronta para tragarse a todos los que tengan dudas.
El día de
hoy depara la bajada a Zubiri, pero para bajar hay que subir, así que entre
hayedos, helechos y frondosos bosques, se va para arriba y para abajo, se
cruzan carreteras, pueblos donde la calle central es la carretera y El Camino,
donde no existen veredas o senda de peatones. En estos pueblos(itos), lo más destacable son
siempre las iglesias y los bares donde nos llenamos de café y bocatas, o
algunos como yo, de Coca Cola, que es el desayuno de los campeones.
En este
trayecto fue donde Jordi y yo empezamos a solidificar ese compañerismo que después
se volvió amistad, que nos llevo a llegar juntos al destino final.
Van algunas
fotos de la etapa y después les cuento una o dos anécdotas de ese día… Síganme
que hasta Santiago no paramos.