Wednesday, September 7, 2011

JOSE LUIS ZORRILLA DE SAN MARTIN

EL GAUCHO DE ASENCIO
Obra del escultor José Luis Zorrilla de San Martín, inaugurada en 1942.
 

    ...José Luis Zorrilla de San Martín. nació en Madrid el 5 de setiembre de 1891, mientras su padre el Dr. Juan Zorrilla de San Martín ejercía el cargo de Ministro Plenipotenciario del Uruguay en España. Como en el signo sagrado, el progenitor se invoca frente a la obra de este escultor uruguayo: "En el nombre del Padre. . . " El padre de José Luis era poeta. Un poeta cristiano de esos que transforman la materia en verbo, buscando la esencial pureza del principio. Juan Zorrilla de San Martín como poeta guió en su momento la sensibilidad patriótica de su pueblo. Fue el lírico inspirador para la creación del monumento al héroe máximo, Artigas, que ahora se levanta en la Plaza Independencia, y fue un polemista ardoroso de su causa religiosa. "Los Atletas", inaugurado en 1930, sito en el Parque Rodó de Montevideo. José Luis Zorrilla de San Martín plasma en el barro la continuada resonancia romántica de su antecesor. Lo hace en forma de incesante labor. Es José Luis más que un estatuario, un monumentalista de fácil discurrir. Una gran habilidad de ejecución le induce a sobrepasar de inmediato inicios o intentos y proceder a la terminación de sus obras. La cantidad de trabajo concretado por José Luis Zorrilla ha creado un mundo de imágenes que sobrecoge la visión del visitante de su taller. Una cultura amplia y siempre sedienta de conocimientos, de historia y literatura clásica principalmente, le hace desbordar en sus obras los temas de su erudición, desentendiéndose de lo sencillo o sintético. Apartado de la inquietud del mundo contemporáneo y apoyándose en su especial formación cultural, se retrotrajo al pasado como inspirador de labores. Francamente no podían atraerle el decantamiento purista de los abstractos, ni el candor de los primitivistas que reviven arcaísmos. No es el desnudo monstruo plástico el que le sugestionó, sino el semidios griego, las metáforas de los artistas clásicos, los simbolismos de esplendorosas épocas pretéritas en el apogeo de sus evoluciones. Obelisco a Los Constituyentes de 1830 "Obelisco a Los Constituyentes de 1830", inaugurado en 1938, sito en el Parque Batlle de Montevideo. Tiene para ello un lenguaje legítimamente heredado: es elocuente, no exento de énfasis. Así son "Hércules", "Cronos", las estatuas del "Obelisco a los Constituyentes de 1830" y otras muchas más. Una misma inspiración las une en estilo y rasgos, a punto tal que puede percibirse su obra como un extendido autorretrato. El entrecejo de sus figuras se frunce, el brazo se levanta declamatorio, la mano se crispa, los ropajes se retuercen. Esta expresión siempre igualmente impostada a un tono de arte, acaso es artificio? El énfasis están en la naturaleza de este artista que en medio de las evoluciones del arte viviente se aferra a los cánones tradicionales de un barroquismo renacentista. José Luis Zorrilla inició su aprendizaje profesional en el Círculo Fomento de Bellas Artes con el profesor Felipe Menini y concurrió algún tiempo a la academia de Antoine Bourdelle en París. En su temporaria residencia en Francia realizó dos de sus conocidas obras "La Fuente de los Atletas" y "Monumento al Gaucho", distinguido con una medalla de plata en el "Salón de la Sociedad de Artistas Franceses". Monumento al Viejo Vizcacha "Monumento al Viejo Vizcacha", inaugurado en 1930, sito en la Plaza José Pedro Varela de Montevideo. La tradición local obtiene en este artista el intérprete de acento épico que la valora con gesto que busca extensión y docencia. De las numerosas obras de Zorrilla que registran nuestro pasado, algunas simbolizan hechos como el "Monumento a la Batalla de Sarandí", una mujer guerrera que guía a un puma; personajes de leyenda, como el "Viejo Vizcacha"; ese "Monumento al Gaucho", ("Primer elemento de la emancipación americana y de trabajo") es su mejor obra. Excelente obra de un tipo de monumento ecuestre que tuvo su auge en el siglo XIX, en que se buscó dinamismo y movimiento. Pero en este monumento, el movimiento no desplaza la línea, como temía Baudelaire. Precisamente, líneas de gran composición corren desde, el caballo al jinete que levanta una lanza, y líneas tensamente trazadas en su arabesco al través de las mil pequeñas contorsiones con que este artista acostumbra a ornar su trabajo. Los ropajes vuelan recortando duramente el aire libre con esa ágil pesadez que parece provenirle de su acercamiento a Bourdelle. Todo en este grupo ecuestre es creación y acierto y cabe elogiar explícitamente el ejemplo que proporciona de la justa medida de la escultura. A menudo sucede que las obras de gran tamaño dejan la impresión al observarlas de cerca, de cosas agrandadas, y el conocimiento de sus bocetos, más expresivos, así lo confirman. Quien bien analice el "Monumento al Gaucho" quedará sorprendido cómo el modelado vigoroso de sus trozos o detalles sostiene lo vivido de su creación total. En Montevideo también levanta su "Aparicio Saravia" y en el centro de Buenos Aires otro grupo ecuestre más, el "Gral. Julio A. Roca". En Buenos Aires realiza, como invitado de honor, una exposición en el año 1936, ocupando su obra doce de los dieciocho salones de la Comisión Nacional de Bellas Artes. Sus dotes de monumentalista se acusan igualmente presentes al tratar la escultura religiosa. "Pieti" es un grupo en bronce de gran tamaño; su altura es de 2 ,80 ms. La Virgen extiende los brazos cobijando la acción del depósito de Cristo que piadosamente realizan dos figuras de rostros encubiertos, como actitud de suprema resignación por el hecho consumado. Si toda la composición se impone elocuentemente, el tratamiento de Zorrilla al modelar el cuerpo de Cristo es de recogida intimidad. La tumba en mármol de "Monseñor Mariano Soler", primer Arzobispo de Montevideo, ubicada en la Catedral, es un noble renacimiento de una tradición cristiana de grandes monumentos funerarios. Finalmente tiene en el arte menor de la medalla varias piezas de hermosa composición. El aislamiento de José Luis Zorrilla de San Martín, conceptual y formal, le ha impedido tener discípulos y aún con su taller abierto a los deseosos de conocerle, su obra multiplicada y su manera reconocible, le inhibieron formar escuela.

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