Aromas.-
Como dice Juan José Tito, “llego al Puente y ya siento el olor a Florida”, el mundo esta lleno de aromas y olores que nos traen recuerdos constantemente o que nos transportan a lugares donde hemos estado y nos colocan en el momento emocional que teníamos cuando los identificamos.
El aroma pungente de un queso me lleva de inmediato a las puertas de La Boquería en las ramblas de Barcelona, el jamón Jabugo y su aroma me dejan en el Museo del Jamón en Madrid, me siento en las costas vascas con el olor de comida de mar y en Paris con el pan fresco, el sutil aire de uvas me revive la Alsacia francesa o las tierras de la Toscana italiana, me ubican en Zurich los chocolates y en Segovia el lechón asado.
El olor al heno mojado me deja frente a un cuadro de parvas de Juan Curuchet, mientras que los embutidos de cerdo me llevan a la tranquera de Daniel Carlo allá por la Macana.
Inglaterra tiene olor a panceta o tocino frito, Portugal a sardinas frescas, el Chuy a guabas y feijoada, Alemania a mostaza y cerveza.
Ayer llegue a casa después de dos semanas de visita a mi nieta en la ciudad de Brighton en Inglaterra, el paseo fue hermoso, la pasamos de novela, visitamos lugares nuevos y otros ya conocidos, caminamos con mi nieta sobre la playa de cantos rodados, subimos y bajamos colinas de ciudad y de campo, todo con sus aromas particulares y lugares hermosos de Londres, con su sucio Thames y el olor a orín que la caracteriza.
Por lo tanto mí sentido olfatorio esta totalmente en estado perfecto y entrenado al máximo, así que cuando llegue a casa lo único que distinguía era olor a vacío, a nadie, a ausencia total de hogar, extrañé más al entrar que cuando estaba lejos.
Hoy a las seis de la mañana me levante y mientras Titina preparaba el mate, le metí mano a la harina y grasa, un poco de sal y empecé el amasijo.
Las tortas fritas recién me las comí, el aroma llena la casa de punta a punta, ahora si me doy cuenta que estoy de vuelta y que esta es mi casa.
El Tordillo
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