ELBagre y el Obispo.-
La tarde estaba soleada, así que el Obispo salio de la casa parroquial, cruzo la Plaza Asamblea y se sentó al sol, lo mas lejos que pudo de la iglesia, de esa forma podía disfrutar observando con mas perspectiva la magnifica fachada de la catedral, sus hermosas torres, el reloj y desde allí escuchar las sonoras campanas que estaban por dar las cinco de la tarde.
El Bagre Pintos, como siempre medio entonado, deambulaba por los caminos de la plaza con una botella en una mano y un diario en la otra, se tambaleaba y saludaba a todos los que pasaban.
Dio una, dos, tres vueltas y busco donde sentarse, el también al sol, ahí justo donde estaba el obispo, saludo con un cabeceo de teru teru y se asentó en la otra punta del mismo banco de plaza.Destapo la botella y con mucho cariño le dio varios besos, se apoltrono cómodamente, puso la botella en el piso, entre alpargata y alpargata, abrió El Heraldo que llevaba bien dobladito y se puso a leer, mientras que de vez en cuando le pegaba otro beso al pico de su compañera.
El obispo lo miraba y se encontraba molesto porque este señor se seguía emborrachando en la plaza, pero no abrió la boca ni se movió, de repente el Bagre lo mira y le pregunta...
“dígame Sr. Obispo, ¿Ud. sabe como es esto de que uno se agarra artritis?...
Aprovechando la oportunidad que le daban para dar un sermón le contesto… ¿ mire, el primer y mas grande problema empieza con el alcohol, los hombres se emborrachan, se fuman todo, empiezan a perder control de si mismo y entonces van a los prostíbulos, se asocian con meretrices, se agarran enfermedades venéreas, de ahí va todo barranca abajo, hasta que terminan con una artritis atroz…”
El Bagre dijo… “Pahhhh” y mas nada.
En eso el obispo se empieza a sentir culpable por el sermón engañoso que le había hecho a su interlocutor, lo mira y busca entrada para abrir la conversación otra vez,…
“¿me lo preguntaba porque Ud. esta sufriendo de artritis?...
Y el otro, con brillo de picardía en los ojos y una sonrisa, le respondió…
" no, lo que pasa que estaba leyendo aquí en El Heraldo, que el Papa, alla en Roma, hace años que viene sufriendo de artritis, y quería saber como se la había agarrado”.
El Bagre Pintos, como siempre medio entonado, deambulaba por los caminos de la plaza con una botella en una mano y un diario en la otra, se tambaleaba y saludaba a todos los que pasaban.
Dio una, dos, tres vueltas y busco donde sentarse, el también al sol, ahí justo donde estaba el obispo, saludo con un cabeceo de teru teru y se asentó en la otra punta del mismo banco de plaza.Destapo la botella y con mucho cariño le dio varios besos, se apoltrono cómodamente, puso la botella en el piso, entre alpargata y alpargata, abrió El Heraldo que llevaba bien dobladito y se puso a leer, mientras que de vez en cuando le pegaba otro beso al pico de su compañera.
El obispo lo miraba y se encontraba molesto porque este señor se seguía emborrachando en la plaza, pero no abrió la boca ni se movió, de repente el Bagre lo mira y le pregunta...
“dígame Sr. Obispo, ¿Ud. sabe como es esto de que uno se agarra artritis?...
Aprovechando la oportunidad que le daban para dar un sermón le contesto… ¿ mire, el primer y mas grande problema empieza con el alcohol, los hombres se emborrachan, se fuman todo, empiezan a perder control de si mismo y entonces van a los prostíbulos, se asocian con meretrices, se agarran enfermedades venéreas, de ahí va todo barranca abajo, hasta que terminan con una artritis atroz…”
El Bagre dijo… “Pahhhh” y mas nada.
En eso el obispo se empieza a sentir culpable por el sermón engañoso que le había hecho a su interlocutor, lo mira y busca entrada para abrir la conversación otra vez,…
“¿me lo preguntaba porque Ud. esta sufriendo de artritis?...
Y el otro, con brillo de picardía en los ojos y una sonrisa, le respondió…
" no, lo que pasa que estaba leyendo aquí en El Heraldo, que el Papa, alla en Roma, hace años que viene sufriendo de artritis, y quería saber como se la había agarrado”.
El Tordillo
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