La democracia.-
Nuestro querido país tuvo esta semana una oportunidad de expresar sus deseos políticos a través de las urnas, estas elecciones internas de los partidos, son otra forma de demostrar la civilidad y cultura democrática del Uruguay.
Escuchando las radios y leyendo los diarios después del evento, lo único que destacan, es que partido gano, que partido perdió, que político beso a cual y quien se reunió con tal, personalmente creo que el único y más grande ganador es el pueblo, porque una vez más pudo decidir por su propio albedrio, a que personas quieren proponer para que dirijan el futuro del país.
En la mayoría de las elecciones en gran cantidad de países del mundo, las organizaciones internacionales envían observadores para tratar de garantizar la legalidad de los procedimientos, en la mayoría de los países el fraude es el tema único de discusión, no los programas de gobierno o la capacidad de los candidatos. A Uruguay van observadores de todo el mundo a estudiar las costumbres políticas nuestras y a tratar de levantar ideas para llevar a sus países.
Por suerte en nuestro querido Uruguay, tenemos elecciones abiertas, sin discriminación, sin temores, sin los tenebrosos cucos de la estafa escondidos en los cuartos secretos de la nación. Se pasaron tiempos oscuros, se vivió bajo una dictadura maldita que avasallo los deseos del pueblo, pero eso quedo atrás, hoy gozamos de una clase política, que por sobre todo predica la tolerancia y la lealtad hacia el electorado, donde se respetan las decisiones, donde gana y gobierna el más votado.
Yo como vivo fuera del país no puedo votar, pero igual me alegro y me enorgullezco de la madurez política de nuestro pueblo, yo que vivo lejos me lleno la boca hablando a quien quiera escuchar, que vengo de la República Oriental Uruguay, no de una republiquita bananera. Vengo de un país que elige sus destinos, y aunque a veces no comparta todas las propuestas de los que gobiernan, se que provienen de los deseos del pueblo expresados a través de elecciones democráticas realizadas sin presiones, sin tanques en las calles y sin dudas.
Hoy como siempre digo con orgullo que soy Uruguayo.
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