La San Cono y Yo.-
Desde 1986, es mi compañera de viajes, juntos hemos recorrido distancias que a veces no eran ni planeadas. Parece que tuviera vida propia, o es que yo se la doy, como hago con todas las cosas que considero importantes en mi vida, en cuanto empiezo a cargar la camioneta para salir de viaje y ya no hay hielo en el ambiente, parece que me mira y se arrastra de a poco para que la ayude a subir, no quiere quedarse atrás.
A veces la cargo por las dudas, ¿que pasa si tengo un rato libre, ando cerca de un río y ella no esta?. Así que si ya entro la primavera y planeo estar fuera de casa más de una noche, la cargo y vamos.
Es larga y esbelta, ahora es casi toda verde y tiene mas brujones, golpes y remiendos que traje de bichicome, pero la San Cono sigue siendo la mejor en cualquier río, calmo o con rápidos, en los lagos abiertos donde el viento y la correntada tienden a sacarte de rumbo, ella achata la panza y se pega al agua, desplegándose con firmeza y agilidad.
Cuando llegamos a destino, se da vuelta, boca abajo descansa y espera por la próxima jornada, a veces me ve inclinado tratando de cocinar en el apoyo de un tronco, me hace señas para que la levante de las rocas y la use de mesa. También la he levantado entre dos troncos y con una lona por encima, me ha servido de carpa y cobijo, además por ser la mas firme siempre es la que termina con la mayor carga en las travesías.
Cuando llega la época de las salidas con la barra, me preguntan quienes somos los que vamos, mi respuesta es siempre la misma… “Uds. organicen la salida, de acá somos dos, la San Cono y Yo”.-
Desde 1986, es mi compañera de viajes, juntos hemos recorrido distancias que a veces no eran ni planeadas. Parece que tuviera vida propia, o es que yo se la doy, como hago con todas las cosas que considero importantes en mi vida, en cuanto empiezo a cargar la camioneta para salir de viaje y ya no hay hielo en el ambiente, parece que me mira y se arrastra de a poco para que la ayude a subir, no quiere quedarse atrás.
A veces la cargo por las dudas, ¿que pasa si tengo un rato libre, ando cerca de un río y ella no esta?. Así que si ya entro la primavera y planeo estar fuera de casa más de una noche, la cargo y vamos.
Es larga y esbelta, ahora es casi toda verde y tiene mas brujones, golpes y remiendos que traje de bichicome, pero la San Cono sigue siendo la mejor en cualquier río, calmo o con rápidos, en los lagos abiertos donde el viento y la correntada tienden a sacarte de rumbo, ella achata la panza y se pega al agua, desplegándose con firmeza y agilidad.
Cuando llegamos a destino, se da vuelta, boca abajo descansa y espera por la próxima jornada, a veces me ve inclinado tratando de cocinar en el apoyo de un tronco, me hace señas para que la levante de las rocas y la use de mesa. También la he levantado entre dos troncos y con una lona por encima, me ha servido de carpa y cobijo, además por ser la mas firme siempre es la que termina con la mayor carga en las travesías.
Cuando llega la época de las salidas con la barra, me preguntan quienes somos los que vamos, mi respuesta es siempre la misma… “Uds. organicen la salida, de acá somos dos, la San Cono y Yo”.-
El Tordillo.-
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