La arenilla bajo mis botas hace un sonido parecido al "fru fru" de la seda, los alambres estirados y tensos, mantienen en alto, como si fueran banderas yendo a la batalla, kilómetros de viñas. El terreno es bastante osco, una brisa que viene del lago al sur, choca contras las colinas cercanas, remolinea, vuelve sobre sus mismos pasos, baña el valle con su frescura, la germinación de las plantas esta en plena ebullición y yo puedo aspirar los aromas del futuro.
Estoy caminando por la península del Niágara, a pocos kilómetros de las famosas cataratas, un lugar esplendido para la crianza de buena vid y la fermentación de algunos vinos de suprema calidad. Todos los años cuando llega la primavera, me gusta caminar por los viñedos todavía cuasi dormidos, todavía quedan algunos resecos racimos y granos sueltos, que despiden un aroma dulce avinagrado que se apodera de la imaginación de los amantes de Baco.
He tenido la suerte de recorrer viñedos en varios países, le aseguro que aunque unos sean mas famosos que otros dentro del mundo del vino, todos, absolutamente todos tiene las mismas características básicas, agrestes, de tierras malas, pedregosas, que parecen estar siempre sufriendo una sequía, a la vez que todos despiertan en sus aficionados, esa esperanza de aromas sutiles, de sabores escondidos, de añejados exóticos o de vinetas nuevas que llenan la boca y todos los sentidos del sabor a sangre divina.
Si hubiera sido cura, comulgaría diez veces al día, como soy simplemente un laico amante del vino y con aspiraciones fracasadas de “choborra” de pueblo, camino el camino del vino, disfruto cuando comienza a brotar el fruto, me encanta ver cuando “descalzan” los surcos, la vendimia la veo como una misa comunal, el resultado final lo disfruto con pasión.
Cuando el vino esta pronto y sobre mi mesa, aunque lo tome solo, siempre me siento rodeado de mis amigos, del espíritu de millones, que como yo disfruta de esta bendición que nos mando Dios.
Por eso todas las temporadas, salgo en busca de viñedos, los recorro lentamente y con mi bola mágica trato de descifrar lo que me depara el futuro de la vid.
Recuerdo con respeto por su arte a Dom Perignon, los Viticultores de la Alsacia, al Canuto Ruetalo en la Macana, se me hace vino la boca pensando en Don Pascual, los chianti Gallo Nero, los proseccos del Veneto, los ásperos tintos de La Rioja, los suaves blancos de Sicilia…porque vino es vino, no existen jerarquías, solo sabores y promesas.
Salud…pronto será la cosecha, yo mientras tanto, espero y me descorcho una botellita del mejor de mi cantina, en vuestro honor.
El Tordillo
Salud…pronto será la cosecha, yo mientras tanto, espero y me descorcho una botellita del mejor de mi cantina, en vuestro honor.
El Tordillo
Ese parche verde que se ve entre los edificios y la cueva, en Amalfi Italia, es todo vid. Siempre hay lugar para extraer otro litro.
Habre encontrado el paraiso terrenal?. Riqhewhir en la frontera francosuiza.
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